Granada, en las noches de verano, huele a jazmín, a azahar, a albahaca y a romero. Por las calles empedradas del viejo barrio Albayzin deambulan perezosas las historias de amor y de aventura de quienes, una vez, fueron seducidos por el embrujo de esta ciudad mágica y misteriosa. Y allí, sigilosos, como siempre, los gatos. Dueños del silencio, de la luna y de la poesía, dueños de la noche y del tiempo. Entre las rendijas de los muros blancos se asoman con cautela y se vuelven invisibles a la más mínima provocación. Barrio Albayzin Allí, justo allí, donde la noche se hacía susurro y se arropaba con los aromas del verano, allí nos esperaba pacientemente y en actitud contemplativa. Nos escuchaba a lo lejos y al instante salía a nuestro encuentro haciendo aquel sonido que había reservado solo para nosotros en los momentos de mayor intimidad, mezcla de maullido y ronroneo. Saltaba entre los muros y los árboles, dándose las mañas para no pisar el suelo ni una sola vez y, as...
Cómo es que no se llena este espacio con comentarios a manera de aplausos por tantos motivos!!: Por esa voz afinada, bella y adulta o por tener (o haber tenido) un abuelo que le tomara fotos al paisaje.
ResponderEliminarGracias... que palabras tan bonitas...!!!, el de las fotos es mi papá... siempre le he dicho "mi viejo" (incluso antes de que lo fuera).
ResponderEliminarHola Tatiana, sin duda eres una gran mujer. Qué bonito el trabajo que haces con las comunidades. Es conmovedor ver cómo te entregas al trabajo a pesar del dolor que eso pueda representar. Claro que también viene acompañado de muchas satisfacciones.
ResponderEliminarTu voz también es muy bonita. Orizel Ll.
Hola Orizel ! Muchas gracias por tus palabras y por esta visita... A estas alturas, después de tantos años, estoy convencida de que son muchas más las alegrías y aprendizajes que los dolores. Por eso aquí sigo... Y no sólo yo... Somos un equipo grande de gente convencida de que vale la pena... Siempre vale la pena.
ResponderEliminarTe mando un abrazo
Tatiana