Me voy quedando de a poquitos


Dos mil caminos recorridos y en cada uno el corazón se va desmenuzando. Los viajes se van acumulando y hoy llevo en mi algo de cada persona con la que me he cruzado. Las regiones tienen nombres propios y caras específicas, los dolores tienen pasado y un futuro incierto. Así duele más este país, cuando las historias y los personajes trascienden los 2 minutos de la nota periodística y se incrustan en la propia vida.

Ya no son más “las comunidades”, ahora son Keyla, Ramiro, Carlos y la señora Gloria. Algunos, como Alirio, Soyara, Javier y Julio Cesar se quedaron para siempre y, desde hace mucho, van conmigo a todas partes. Volver a Bogotá, a esta otra vida tan ajena y tan ausente de tantas cosas buenas y malas que pasan por allá, me resulta cada vez más difícil. No termino de encajar entre los míos y ni siquiera logro verbalizar qué es lo qué me pasa. Algo duele y duele muy profundo, tal vez porque ahora cargo conmigo también el dolor de tanta gente. Y así, tengo la impresión de que últimamente no regreso del todo y, literalmente, me voy quedando como de a poquitos. 

Escuela de narradores y narradoras de la memoria de los Montes de María y la Serranía del Perijá. 2011







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