Serendipia
Todos estábamos fascinados, era extraordinario estar allí y lo sabíamos muy bien; seríamos los últimos en tener acceso directo a esos documentos y eramos plenamente conscientes de lo que implicaba tal privilegio. Frente a nosotros una mujer de ojos grandes, que destacaban por encima del tapabocas, nos mostraba orgullosa y con solemnidad aquel manuscrito del siglo XVIII. Por mucho que me esforzaba en descifrar lo que allí estaba escrito, no lograba que ninguno de esos garabatos tuviera algún sentido para mi. - Es la historia de un crimen Dijo Natalia con una seguridad pasmosa, tanta que parecía estar bromeando - Ajá... Respondí, escéptica. -¡Es en serio!, es una declaración relacionada con un crimen. Los ojos de la mujer brillaron con emoción entre el gorro y aquel atuendo casi quirúrgico. - Es cierto, ¡muy bien!, a usted se le va a dar fácil la paleografía. Mi asombro era aún mayor, ¿cómo era posible que Natalia hubiera logrado captar algo de lo que decía el manu...